Las Runas.
Fueron inventadas en Dinamarca o en Suecia, hacia el año 200 d.C. Las runas germánicas más antiguas eran muy rudimentarias y a menudo consistían en apenas unas líneas rectas combinadas de diferentes formas. Se usaban para diversos propósitos que nada tenían que ver con la magia, como escribir cartas, dar instrucciones e identificar a los dueños de una propiedad.
Ya desde sus comienzos, sin embargo, se daba a las runas un significado mágico. Los vikingos y otros pueblos germánicos las usaban como instrumentos de adivinación, y talladas en las espadas los hacían invencibles en la batalla; las inscribían en amuletos de piedra para protegerse de las enfermedades y de la hechicería y las cincelaban en las lápidas para disuadir a los ladrones de tumbas.
La antigua práctica de utilizar runas para predecir el futuro experimentó un notable resurgimiento en el siglo pasado. Cuando los vikingos y los anglosajones usaban runas para la adivinación, empezaron a tallar símbolos rúnicos en finas tiras de madera procedente de ramas de árboles frutales. Estas tiras eran lanzadas al azar sobre un trapo blanco y limpio; luego el maestro de runas escogía tres (mientras miraba hacia el cielo para recibir la inspiración divina) e interpretaba su significado.
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