El Washington Post, el día 20 de agosto de
1949, publicó por primera vez, la historia de un adolescente llamado Douglas
Deens. Cuyo texto decía: “ ... En lo que quizás sea una de las experiencia mas destacadas de este tipo en la historia religiosa reciente, un chico de Mount Rainer, de 14 años, ha sido liberado por un sacerdote católico de una posesión diabólica, según manifestaron fuentes católicas."
William Peter Blatty, se basó en este caso para realizar una obra, el que se convirtió en un best seller y fue llevado al cine, película conocida mundialmente como “ El exorcista”. En dicha obra, la posesión se produjo en una chica después de haber experimentado con su madre en un tablero de ouija.
Su comportamiento era diabólico. Se observaban daños corporales. La cama, donde dormía el chico iba de un lado a otro, sacudiéndose y golpeando en las paredes violentamente; el sillón, que se encontraba en la habitación, se trasladaba de un sector a otro, inclinándose y a veces tirando a sus ocupantes. Se oían ruidos en todas las paredes de la casa, intermitencias de luces, cuadros y otros objetos que saltaban aplastándose en el suelo con furia ... todo reaccionaba ante la presencia del chico.
Los Deens, ante todos esos sucesos extraños, presintieron que los hechos eran paranormales. Por lo tanto, acudieron a una iglesia en búsqueda de ayuda, invitando a un sacerdote a su casa. Después de observar el comportamiento del chico, calificó la situación como muy grave, por lo que llevó a recurrir a un cura jesuita de Saint Lois.
Estuvieron cerca de dos meses conviviendo e incluso, durmiendo en la misma habitación del chico, observando detenidamente la fenomenólogía, que lo estaba afectando.
Finalmente, lo trasladó al hospital Georgetown Memorial de Washington y posteriormente pasó al de Saint Lois. Después de todos los estudios realizados en dichos hospitales y ante los hechos inevitables, decidieron hacer un exorcismo.
La familia Deens no era católica, por lo que hubo que bautizarlos.
Fueron llevadas a cabo de 25 a 30 sesiones, con un promedio de 45 minutos cada una.
El sacerdote, comenzaba celebrando una misa y rezaba para invocar la fuerza divina; oraciones y salmos eran cantados. Luego de esparcir agua bendita por sobre el chico, leía el ritual que ordenaba al espíritu salir. Al principio reaccionó en forma violenta, chillando y blasfemando e incluso hablando en latín, lengua que no tenía conocimiento.
La Guarida de Yog
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